Cuando buscas conseguir una cultura innovadora, al final obligamos a las personas a cambiar.
Y ese es un proceso doloroso.
Las personas por naturaleza somos reacias a cambiar.
Está demostrado científicamente que las personas necesitamos de un entorno estable, un ambiente que controlamos y unas rutinas
Cuando esa tranquilidad se modifica y tenemos que cambiar, surge la emoción del miedo y la ansiedad.
Intuimos una situación de peligro y se desatan las hormonas de la defensa y nos ponemos en guardia, tensos.
En esas situaciones, nuestra única intención es sobrevivir, no ser creativos.
Con esas condiciones es imposible que surja el lado creativo e innovador, que todos somos capaces de desarrollar.
Porque recuerda, que 4 de los 5 características del El ADN del innovador se pueden aprender.
Para desarrollar estos comportamientos y así conseguir una cultura innovadora, necesitas activar 3 palancas:
En el libro Creatividad, S.A. sobre la historia de Pixar y cómo han sido capaces de conseguir una cultura innovadora hasta el infinito o más allá, su presidente explica que lo primer que hicieron fue creer en las personas
Es una actitud y un compromiso con ellas
Estar convencidos de que con las condiciones y el entrenamiento adecuado, cualquier persona puede explotar su lado más creativo.
Darles a las personas la libertad suficiente para dedicarse a explorar y desarrollar los comportamientos del innovador.
Permíteme una pregunta: ¿qué estáis haciendo en tu empresa para dar confianza a las personas? ¿tienen libertad o siguen unos procesos muy rígidos?
Como te decía antes, las personas estamos cómodas en un entorno conocido
Un espacio que controlen, donde sepan cuáles son los límites y sobre todo donde puedan explorar nuevos límites, sin que nadie les juzgue ni condicione por ellos.
Si no consigues separar el día a día de los espacios para innovar, te quedarás a mitad del camino, porque las inercias del día a día condicionarán el resultado de la innovación.
Las personas necesitarán sentirse seguras a la hora de explorar nuevos horizontes e ideas radicales. Yo lo llamo kínder garden, y te lo explico en este post.
Aquí va otra pregunta: ¿cómo creas un espacio blindado donde las personas puedan innovar, alejadas del día a día?
Muchas veces se nos olvida esto cuando generamos programas de innovación
Las personas necesitamos un motivo para cambiar.
Inconformismo
Sentirnos incómodos con una situación para que dar el paso y comenzar un camino incómodo, porque necesitamos superar la resistencia al cambio natural de las personas.
Una pregunta incómoda: ¿las personas de tu organización saben por qué tienen que innovar?
Es la pregunta que me hacían montones de veces: ¿por qué tengo que hacer yo esto?
La innovación no va de tecnología
Va de gestionar personas.
Necesitas crear las condiciones necesarias y aplicar una metodología paso a paso, porque es un viaje largo y tortuoso, que dirían los Beatles.
Pues quiero mostrarte la metodología que mejor me ha funcionado para conseguir personas innovadoras: Design Thinking.
Hace años, empecé a aplicar Design Thinking para crear nuevos productos y servicios con clientes, e incluso dando clase en Escuelas de Negocios.
Pero a medida que profundizaba descubrí que aplicar Design Thining podría ser muy útil también para desarrollar los procesos de innovación en una empresa, pero también para conseguir una cultura innovadora.
Una frase genial de José Picó: Design Thinking se puede utilizar para cualquier cosa
¿Por qué?
Pues porque Design Thinking está centrado en las personas
Diseñas los procesos, programas….. lo que quieras, pensando en las personas
Y no en lo que te gustaría a tí, que muchas veces nos lleva al error y a luchar contra la resistencia al cambio en lugar de gestionarla.
Según mi experiencia, aplicar Design Thinking para conseguir una cultura innovadora te ofrece 3 beneficios espectaculares:
Sí, un cambio de mindset
Porque abordarás la gestión de las personas innovadoras de una forma diferente
Saldrás de una vez de tu oficina para empatizar con ellos y entender, de verdad, por qué no proponen ideas o por qué no quieren participar en actividades de innovación.
Serás mucho más rápido y ágil, prototipando y probado soluciones.
E incorporarás puntos de vista diferentes, de personas alejadas de la innovación.
Pero que tienen la capacidad de aportar.
Un factor que me encanta de aplicar Design Thinking es que es una metodología abierta.
Dispones de una caja de herramientas super potente que puedes ir aplicando en función de la situación en la que te encuentras
Con un guión muy claro: Empatizar > Idear > Validar
Ya sabes que yo aplico el modelo de 5 etapas de las Universidad de Stanford, pero otros modelos son igual de válidos.
Lo importante es la flexibilidad de la metodología y el arsenal de herramientas a tu disposición.
Cada vez que termino un proyecto de Design Thinking se repite lo mismo
Los participantes me dicen que lo mejor ha sido que han podido salir del día a día
Que han podido dedicar tiempo a pensar
Y nadie les ha condicionado sobre lo que podrían o no hacer
Eso son pequeños pasos donde surgen unas emociones que habitualmente están escondidas en el trabajo
He visto a equipos reir, sentirse frustrados, angustiados por no saber por donde tirar y sentirse orgullosos de lo que han conseguido
Todo en una jornada de trabajo
Pero en un entorno controlado que te permite Design Thinking
Estas emociones son las que nos activan para cambiar. Por mucho que pensemos racionalmente.
Permíteme una sugerencia
Para innovar necesitas ir poco a poco. Pequeños cambios que se puedan ir consolidando.
Porque todos tenemos miedo a cambiar
Necesitamos probar el agua antes de meternos en el río.
Así que aplica Design Thinking poco a poco.
Pequeños equipos, corta duración, 12-16 semanas y experimenta con ellos
Practica el modelo y las herramientas que mejor se adapten a tu organización.
Llena las paredes de paneles y hojas de trabajo inspiradoras y déjalas colgadas para que vaya calando poco a poco.
Y aquí va una confidencia
Como los procesos suelen ser divertidos, se correrá el boca a boca y más personas querrán participar.
Estarás en el camino de conseguir una cultura innovadora.
Por qué funcionará (al 99%) en tu empresa
Ahora me podrás decir,“vale Ángel, eso te ha pasado a ti, pero es que mi empresa es diferente y seguro que allí no lo puedo aplicar”
Permíteme que discrepe.
No es algo que me haya inventado yo.
En 2014 la Comisión Europea lanzó el programa Design for Europe, cuyo objetivo es convencer a las empresas europeas de que el diseño es una fuente de crecimiento para sus organizaciones, una ventaja competitiva, y que va estrechamente ligado a la innovación.
La conclusión, apabullante:
Las empresas que invierten en diseño tienen unos resultados financieros a largo plazo superiores en un 50% a aquellas que no lo hacen”
Si quieres más info, puedes consultar este post de mi compañero Juan Pastor, CEO de Repensadores.
En 2003, el Danish Design Center desarrolló la “Escalera de Diseño”, donde demostraron que cuando se aplica el Design Thinking con la cultura organizativa, el impacto en innovaciones es más radical.
Y todo esto al final tiene un impacto en tu empresa que podrás mostrar a tu Comité de Dirección:
De repente, no estás sólo. Estás creando un pequeño ejército de innovadoras que te va a ayudar
La mejor estrategia para conseguir una cultura innovadora es infectar a la organización del virus de la innovación. Aplicar Design Thinking te lo permitirá, a través de pequeños equipos en olas de 90 – 120 días.
Los modelos clásicos de innovación no funcionan en un entorno de incertidumbre, porque habitualmente te llevarán a ideas incrementales. Design Thinking te permite obtener ideas radicalmente diferentes, sobre necesidades ocultas.
Te he contado el por qué y el qué aplicar Design Thinking para conseguir una cultura innovadora. El cómo particular depende de tu empresa, de en qué situación te encuentres. Yo me encuentro habitualmente con dos situaciones más o menos comunes:
Ahora ya sabes que aplicar Design Thinking te puede llevar a conseguir una cultura innovadora en tu empresa de dos formas.
¿Estás preparado para lanzarte?
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